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“Este reconocimiento representa la lucha de mujeres en el país”, entrevista con Ruth Eleonora López

Ruth Elenora López, jefa de la Unidad Anticorrupción y Justicia de Cristosal, fue reconocida como una de las 100 mujeres más inspiradoras e influyentes del mundo este año. 

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 La BBC de Londres publicó ayer su lista de las 100 mujeres más influyentes e inspiradoras de todo el mundo y entre ellas figura la abogada y defensora de derechos humanos Ruth Eleonora López, que lleva más de 15 años de trabajo en El Salvador. Fue reconocida en el área de política y defensa de de derechos humanos. En la lista también figuran otras 14 latinas que son activistas, científicas, cantantes y deportistas. En esta entrevista habla de este hito y lo que representa para ella.

Como defensora de derechos humanos, ¿qué significa este reconocimiento que le otorga la BBC de Londres? 

Este reconocimiento es muy importante en la actual coyuntura del país. En primer lugar no es solo para mí, creo que representa la lucha de muchas mujeres en el país en un momento donde denunciamos la corrupción y la falta de transparencia, que llevan a vulneraciones de derechos humanos, que afecta a las personas y es intrínseca la lucha entre la defensa de los derechos y  la exigencia de transparencia.

Además, llega en un momento donde puede haber una generación de miedo dentro del país y representa una visibilización de los problemas que tenemos y de los retos que tenemos. La comunidad internacional advierte que vivimos en un régimen autoritario y lo que representa para las mujeres en El Salvador tener una voz de exigencia de transparencia, de lucha contra la corrupción, una voz crítica que en un contexto democrático no sería un mérito, sería el ejercicio pleno de un derecho, pero que en contextos autoritarios representa un riesgo. 
 

En estos momentos muchas mujeres tienen miedo de expresarse porque no hay un sistema judicial adecuado, ¿usted no tiene miedo de alguna consecuencia por alzar la voz?

Personalmente no les tengo miedo. Además, es una responsabilidad como abogada, como docente, madre, hija y como defensora de derechos frente a tanta vulneración en casos como el de Dina Hernández, que tiene 95 días con orden de libertad y ha sido vulnerada (no liberada) por ser defensora de derechos humanos. Es comprensible y respetable que muchas mujeres, precisamente para proteger a su familia y a sí mismas, tengan miedo.  Pero yo no les tengo miedo y  una no hace esto para un reconocimiento, hago lo que creo que debo hacer y cumplo con lo que creo que es mi deber y vivo de acuerdo a mis convicciones.

Esto no significa que no haya consecuencias, claro que sí, las hay familiares, laborales, pero se asumen con todos los riesgos que eso implica, por lo que significa defender los derechos de otras personas y además de ser estigmatizada en la defensa de esos derechos y bajo un discurso de odio permanente por parte del gobierno.

Algo que sí he tenido a mi favor es el acompañamiento y respeto de mi familia por mi trabajo y por mis convicciones, en general, hay un profundo respeto porque saben que lo que hago es por convicción porque creo que es lo que debo hacer.
 

Muchos critican su trabajo porque dicen que solo “señala” a este gobierno, ¿qué opina usted de ello? 

Tengo un trabajo en derechos desde hace muchos años, desde diferentes ámbitos. Trabajé en el Tribunal Supremo Electoral (TSE) enfrentando las presiones desde la Asamblea Legislativa, que se oponía a que cumplieran la sentencias de la Sala de lo Constitucional. Yo era parte del equipo asesor que trabajaba las posiciones técnicas del Tribunal para garantizar el ejercicio de los derechos de los salvadoreños en nuevas reformas electorales.

Nunca he sido agradable al poder. Cuando estuve en el Seguro Social también enfrenté las diferencias con un consejo directivo que se oponía a algunos avances en nuevas formas de garantizar derechos a la seguridad social; por ejemplo, el tema del régimen de los trabajadores independientes que se aprobó, el régimen para los salvadoreños residentes en el exterior y que sigue vigente, eso es también defender y promover derechos.

Ya desde la Superintendencia de Competencia tengo bajo mi firma más de 8 millones de dólares en sanciones a empresas que cometieron prácticas anticompetitivas, que afectaban a la población. También he exigido el respeto a la Constitución y a las leyes, al marco regulatorio de nuestro país especialmente en un derecho que costó tanto a la sociedad civil que se reconociera en el país, como es el derecho al acceso a la información pública, que hoy está ausente. Ya desapareció, es un derecho que ha sido ahogado. 

Al poder no le conviene que la población tenga información para evitar que la población pueda conocer y evaluar realmente el uso de los recursos públicos y el despilfarro constante que hay frente a las enormes necesidades que tiene nuestra población, cómo enfrenta nuestra gente la falta de medicamentos, la falta de atención médica o la falta de escuelas dignas para los estudiantes.
 

En un informe reciente de la Red Salvadoreña de Defensoras de Derechos Humanos se evidenció que el 45 % de los ataques provienen del Estado, personas afines, funcionarios y cuerpos de seguridad, ¿qué piensa de estas condiciones que enfrentan las  defensoras?

Los datos reflejan la necesidad de la organización de las mujeres en hacer frentes comunes. Las defensoras en toda América Latina tienen problemas comunes, y particularmente en el caso de El Salvador, donde existe una política misógina por parte del Estado, los principales ataques vienen de los mismos funcionarios de gobierno y donde además, se criminaliza y se trata deslegitimar la defensa de los derechos, precisamente porque son violadores de derechos humanos.

Esa constante referencia a que las defensoras de derechos defendemos a los pandilleros o que somos parejas de pandilleros es falsa. La defensa que hacemos es por los miles de personas que han sido afectadas por el régimen autoritario, y si nos atacar es para tratar de deslegitimar la actividad de defensa de los derechos en El Salvador. Por lo tanto es muy relevante organizarse y hacer frentes comunes para defendernos juntas. 

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