El Día de Acción de Gracias es celebrado en Estados Unidos el cuarto jueves del mes de noviembre desde 1941, pero su origen se remonta al siglo 16.
El Día Nacional de Acción de Gracias no es una festividad estadounidense cualquiera. La Embajada de Estados Unidos en Argentina la califica como "quizá la principal fiesta familiar” de ese país, organizada por primera vez hace más de 400 años (1621).
Cada año, millones de estadounidenses se congregan en su casa o entornos comunitarios para degustar un buen banquete, normalmente con pavo, en compañía de amigos y familiares, para mostrar gratitud por el alimento, el hogar, la familia, el trabajo u otros motivos.
Además, algunos preparan banquetes en comedores populares, iglesias y residencias para personas sin hogar, mientras otros donan comida a campañas de recolección o participan en actos de recaudación de fondos para organizaciones o causas benéficas.
Sin embargo, a pesar de ser tan popular en la nación norteamericana, el Día de Acción de Gracias no se conmemora en El Salvador, al menos no en la misma medida ni entusiasmo.
¿Por qué esta tradición nunca penetró en suelo salvadoreño? Para ello hay que revisar su historia.
El primer “Día de Acción de Gracias” lo celebraron colonos (peregrinos) ingleses junto a indígenas nativos de la tribu de los wampanoag en la colonia de Plymouth (actual Massachusetts), en 1621.
Los ingleses, que salieron de Europa buscando practicar libremente su puritanismo, estaban eufóricos por el éxito de la primera cosecha de maíz y otros cultivos que les enseñaron los nativos, agradeciéndoles a ellos y a Dios en una fiesta con banquete que duró tres días.
Los europeos tenían mucho que agradecer, luego de llegar tarde a Plymouth para el cultivo un año antes, sufriendo un invierno duro donde la mitad de la colonia murió por las enfermedades.
Desde entonces, pasaron 242 años hasta que Abraham Lincoln lo decretó feriado para el último jueves de noviembre, en 1863. Y 320, hasta que el Congreso estadounidense lo consignó al cuarto jueves de noviembre, en 1941.
La falta de orden había provocado que antes de la proclama de Lincoln, en plena Guerra Civil y casi un siglo después que George Washington lo estableciera como festividad nacional en 1789 –pero sin definir un día específico de conmemoración– el festejo se repitiera en días distintos en cada estado durante años.
Desde 1863 la tradición continuó hasta consolidarse como uno de los días más esperados del año y la bienvenida a la época navideña en EUA, prolongada hasta Año Nuevo.
En estos siglos, el Día de Acción de Gracias permaneció lejos del itinerario de tradiciones salvadoreñas, pese a que desde su independencia, en 1821, El Salvador estrechó lazos con Estados Unidos hasta convertirse en su principal socio comercial y, ahora, en hogar de más de 1.4 millones de compatriotas inmigrantes.
El antropólogo Ismael Crespín señala dos razones principales por las que no se celebra en El Salvador. La primera es porque es una tradición de raíces protestantes, implementada por los peregrinos anglosajones que huyeron de Inglaterra para fundar un nuevo orden cristiano en América, fuera del orden católico romano.
Su intención era purificar aún más la Iglesia Anglicana protestante (de ahí el nombre de “puritanos”), para que no tuviera ninguna influencia de dogmas católico-romanos, lo que contrasta con las tradición y raíces católicas de Latinoamérica, provenientes del Imperio Español.
“Estos pueblos han sido altamente católicos. O sea, los rituales y calendarios litúrgicos son los que daban el día a día”, recuerda.
La segunda causa es que, según Crespín, para que una tradición se traslade de una cultura a otra debe haber un festejo equivalente arraigado en la propia cultura, con elementos propios, y El Salvador no lo tiene para el caso del Día de Acción de Gracias.
“Para que haya una mezcla debe haber un equivalente a la tradición que se va a meter. La transculturación no se da por sí sola, siempre debe haber algo con lo que la gente lo relacione con lo que conoce, para que el ‘golpe’ no sea tan fuerte y se fusione poco a poco”.
Por ejemplo, el equivalente de Halloween (Día de Brujas) en El Salvador serían los canchules. “Son las mismas fechas, y son como la bienvenida al espíritu de los muertos, pero también a los espíritus del monte, muy parecido a Halloween”.
Si hubiera que escoger uno, Crespín se decanta por las atoladas como un símbolo de gracias por la cosecha del maíz, aunque reconoce que ha perdido fuerza con el tiempo.
“Ya no he visto que hagan misas por las primeras cosechas. Antes, hasta los padres iban a bendecir los terrenos antes de empezar a cosechar. Hoy no. La guerra nos cambió eso”, cuenta.
La festividad ha sido adoptada por una minoría de connacionales que se impregnaron de las costumbres estadounidenses tras su migración a ese país, así como familiares que los visitan y celebran con ellos.
“Se nota que cuando padres, madres o hermanos empezaron a viajar de El Salvador a visitar a sus parientes allá, siempre coincide con estas fechas. Entonces ellos también celebraban esto”, sostiene el también estudioso de la tradición oral salvadoreña.
Sin embargo, Crespín reconoce que no ha tomado fuerza pese al festejo de una minoría. “Fiestas que tienen relación con el extranjero, como el Día de Muertos y el Día de la Cruz, tienen mucha más fuerza”.
Un día después de Acción de Gracias es el Black Friday, una fecha comercial más afianzada en el resto del mundo, incluido El Salvador, donde consumidores suelen aprovechar descuentos en muchos productos y servicios.
La explicación de su arraigo en nuestro país es su carácter comercial, mientras Acción de Gracias es una celebración religiosa cristiana, apunta el especialista.
“Es puro y exclusivamente comercio, y en el caso de El Salvador es el alto consumismo, la ideología del consumismo. Eso hace que cosas comerciales como esa peguen más que una ideología religiosa”, asegura.
El Día de Acción de Gracias se conmemora con un buen banquete en honor al primer festejo de los colonos ingleses, cuya "parranda" de tres días tuvo de protagonista a varios alimentos.
De acuerdo a la embajada estadounidense en Argentina, aunque se desconoce el menú completo de aquel jaraneo, es sabido que los colonos aportaron aves de corral, siendo posible que incluyeran pavo, patos y otros animales de caza, mariscos, mejillones, langosta y águilas, así como verduras, uvas, ciruelas, nueces y calabazas.
Según Crespín, los banquetes y celebraciones están presentes en diversas culturas desde siempre, pero se popularizan hasta que adquieren importancia política. En el caso de Acción de Gracias fue más de un siglo después del primer festejo de los colonos ingleses, cuando Washington lo proclamó festividad nacional.
“Siempre van a tener una relevancia política posterior a los sucesos que ya pasaron. Acción de Gracias es una celebración cristiana que tomó relevancia política hasta después de la independencia (de EUA)”.
Ahora, el menú tradicional es pavo relleno, puré de papas y salsa, batatas, salsa de arándanos y pastel de zapallo, pero también hay platos sin carne, como el tofupavo (combinación de tofu con pavo), elaborado con proteínas de trigo y soya.
Para el antropólogo, a nivel comercial sí hay un equivalente del pavo en El Salvador: el “chumpepavo” de la década de 1990. “Está inspirado en el Día de Acción de Gracias”, opina.
Además de acciones solidarias y donaciones de millones de pavos congelados a familias, la fiesta se acompaña de desfiles locales, como el de almacenes Macy’s en Nueva York, partidos de la NFL y una cena tradicional servida a las tropas estadounidenses desplegadas en el extranjero.
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