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El brasilero y sus cabriolas

Y a Lula además le está yendo mal internamente. Desde hace 18 meses, los porcentajes a su favor, bajan y bajan.

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“Lula  es una luz  que desvanece”, me sintetizó un colega tras la cumbre del G20 en Río de Janeiro; “Es un faro que se apaga y no ilumina el camino”, sintetizó.
- “Un faro o un Foro”, ironicé.
- “También el Foro de San Pablo debe estar inquieto,  casi tan preocupado como Itamarati, lo militares brasileños y hasta los grandes empresarios paulistas. Lula no ha sido lo que se esperaba: respeto internacional nada“. Así lo sentenció mi colega.
Lo cierto es que la Cumbre no encaró ni tomo decisiones concretas o que signifiquen algún avance, en los temas importantes: la cuestión climática, el impuesto a los ricos, la transición de energía (fósiles a limpias) y la reestructuración de la ONU y otros organismos burocráticos internacionales. De eso cero o muy poco. No hubo declaración contra la invasión Rusa a Ucrania ni sobre la guerra en Medio Oriente, que siempre tienen votos. Se ve que en esto hubo “transa”.
Lula trató de disimular su fracaso personal (y el  de Brasil) con una declaración- le llamó «humildemente” mi Legado- a la  que nadie podía negarse a firmar: formación de una Alianza Global contra el Hambre y la Pobreza. Alianza  a futuro, por ahora; burócratas y vagos internacionales en lo inmediato. ( aconsejamos seguir colaborando con UNICEF y las ONG’s, será más útil)
A  Lula le está yendo mal. No ha cumplido “su misión” de gran guía y pacificador  universal. Fracasó en Ucrania, él de hecho propone que Rusia se quede con los territorios que invadió y en el Medio Oriente opina distinto y esta contra Israel. Lo abuchearon en Europa, conserva uno pocos amigos en América Latina: Petro de Colombia y de a ratos el chileno Boric , Honduras, quizás Bolivia,  algo el equilibrista nuevo gobierno de  Paraguay y  si gana la presidencia el Frente  Amplio (coalición de izquierda), se sumará Uruguay. Para el candidato Yamandu Orsi  y su mentor José Mujica Lula  es el ejemplo a seguir. Se fue AMLO y hay que ver qué pasa con un México tan “cerquita” de Trump.
Pero lo peor para el alicaído líder brasileño, es su “reculada” frente a Venezuela. La cierta “distancia” de Brasil - pidiendo actas y etc- para  darle tiempo a Maduro y ver si con el pasar de las semanas se convertía en “cosa juzgada”, no se dio. Lula tuvo que hablar de “autoritarismo” . Y luego hizo algo muy riesgoso: veto el ingreso de Venezuela a los  BRICS (unión de “países emergentes“ y más burócratas). Eso enfureció a los venezolanos  y tras Maduro y Diosdado Cabello, se formó una larga  fila de funcionarios bolivarianos para insultar a Lula y a Brasil. Lo hicieron a todo trapo y sin reparar en los epítetos.
Lula se asustó, Itamarati y los militares de Brasil  abrieron ojos de asombro, y el Foro de San Pablo y su monto de “sellos” adheridos se removieron; y se movieron. Entonces Lula cambio el tono y la línea: «Quiero que Venezuela viva bien, que cuiden al pueblo con dignidad. Yo cuidaré a Brasil, Maduro cuidará a Venezuela”, dijo. Nada de meterse ni  opinar sobre otros países afirmó el mismo Lula que previo a las elecciones en EEUU dijo que si gana Trump vuelve “el fascismo y el nazismo” con  “otra cara”,  al tiempo que manifestó su deseo de que ganara Harris.
Y a Lula además le está yendo mal internamente. Desde hace 18 meses, los porcentajes a su favor, bajan y bajan.  Una reciente encuesta encargada por la Confederación del Transporte dice que en los últimos 18 meses la imagen positiva de su gobierno cayó del 43 % al 35.5 % y los que lo califican negativamente subieron del 25 % al 30.8 %. También subieron los que la ven Regular de  28 % al 32.1 %. Y la opinión sobre “el desempeño personal de Lula como presidente” cayó del 57 % al 49,7 %, su menor nivel.
Tampoco le va bien respecto a un eventual respaldo electoral. En una elección hoy, lo votaría un 35,2% y a Jair Bolsonaro un 32,2%. Pero aquél con tendencia a la baja y éste último subiendo. El tercero en las encuestas con un 8.4 % es Pablo Marcal de San Pablo, ubicado más a la derecha que Bolsonaro.
Y Lula sabe sumar. 
 

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