Esta es la primera vez que el Teatro Alejandro Cotto, en Suchitoto, recibe una muestra de este género. La visión futurista y nada alejada de la actualidad del artista salvadoreño Oscar Pérez permanecerá expuesta hasta el 31 de agosto.
Una distopia es lo contrario a una utopía. Es decir que pinta un futuro nefasto, deshumanizado. Este término griego fue creado como antónimo directo del primero; término que a su vez fue utilizado por Tomás Moro y figura como el título de su obra más conocida, “Utopía” (1516)
Por ejemplo la novela que cada vez toma más auge en la actualidad, “1984”, de George Orwell es justamente una distopia. También, por ejemplo, “Farenheit 451” de Ray Bradbury en la que los bomberos por orden del Estado queman todos los libros.
Es precisamente todo lo anterior lo que reúne esta instalación artística del salvadoreño Oscar Pérez, y que desde principio de este mes está exhibida en el emblemático Teatro Alejandro Cotto, de Suchitoto.
“De ciudadelas, urbanismos y distopías flotantes” es el nombre con el que Pérez presenta su visión sobre un futuro post apocalíptico preocupante para el planeta Tierra.
“Estoy hipotetizando sobre una posible fuga de la especie (humana) hacia paraísos y confines fuera del planeta Tierra. En este caso, el cinturón de asteroides entre Marte y Júpiter”, aclara el artista, conocido por sus trabajos surrealistas.
La obra consiste en una enorme instalación artística que asemeja una ciudad del futuro elaborada con materiales de desecho reutilizados como: carcazas de electrodomésticos, computadoras y hasta una que otra pieza de vehículo.
Todos con algo en común: el plástico, uno de los males que ataca el Lago de Suchitlán, por ejemplo, y que, el artista utiliza para hacer conciencia sobre lo que está pasando en la actualidad con el medio ambiente.
De hecho, esta muestra se realizó en el marco de la conmemoración del Día Mundial del Medio Ambiente que se celebra cada 5 de junio desde 1973, como un llamado de atención al daño causado al planeta por los sistemas económicos y las industrias extractivas.
Eso sí, él mismo se encarga de aclarar que esto no se trata de reciclaje como tal sino de una “resignificación”. “Es otra cosa, de un producto terminado lo reclamamos para el arte con puros fines contemplativos. Es crear un diálogo con las cosas que voy encontrando”, enfatiza.
Además, para la exposición que es también una experiencia inmsersiva, Pérez ha dado rienda suelta a todo su bagaje de creatividad haciendo uso de la maquetería, instalación, diorama, escultura, modelismo a escala, además de diferentes técnicas pictóricas como el aerógrafo. Todo esto, para darle vida y a las 98 maquetas que conforman esta gigantesca muestra que ocupa el ala derecha del teatro, en la que se observan colonias industriales de tonos grises y cobrizos que contienen edificios espaciales futurísticos, adaptados forzosamente para la supervivencia humana, según su creador.
“Cada maqueta ha sido conceptualizada para que el plástico parezca otro material y de la sensación de una ciudadela urbanística fuera de la Tierra”, explica el artista quien en el 2023 fue parte de un grupo de artistas para el colectivo “Mantenerse Humano” que se apoderó por varias semanas del MARTE.
Pero Pérez hace énfasis -en este trabajo personal que permanecerá exhibido hasta el 31 de agosto- en que uno de sus objetivos con esta exhibición es que se traslapen épocas y momentos. “Es una narrativa transtemporal porque se ve futurista también es parte del presente. Hay ciudades industriales que tienen este aspecto”, razona.
La instalación fusiona diferentes vertientes de la arquitectura como bizantina, modernista, brutalista soviética, gupta hasta contempóranea, para reflexionar sobre una vida futura donde la humanidad se enfrenta a la crisis climática y el neocolonialismo desde la reutilización de desechos tecnológicos invitando a la reflexión.
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